Tengo
frío. A veces.
Cuando estoy solo.
Cuando pienso
en tu cuerpo hecho de lluvia,
en tu piel de pizarra,
en tu aliento cálido,
distante.
A veces
recojo
todas las palabras que has dicho
y las guardo.
Las rescato del olvido
como si fueran
mías.
Tengo frío
también
cuando vuelvo a las calles de hojalata;
cuando vuelvo
a los olmos centenarios
que hacen sus nidos
en mi pecho
y plantan en él sus vibrantes semillas,
esperando a que acabe
el invierno
para estallar violentamente.
Cálidas.
Sedientas.
Cálidas.
Plenas.
Cálidas.
A veces
me resigno:
espero
a que llegue el verano,
a que pasen tantos otoños
como han pasado.
No sé: veinte
tal vez, quizás menos.
Tantos veranos,
poblados de semillas
de viento
de encinas
de tejas
de pinos
de aceros
de sauces
de mierda
de hayas
de risas.
Tantos veranos
y todavía
tanto frío.
A.S.V.
Cuando estoy solo.
Cuando pienso
en tu cuerpo hecho de lluvia,
en tu piel de pizarra,
en tu aliento cálido,
distante.
A veces
recojo
todas las palabras que has dicho
y las guardo.
Las rescato del olvido
como si fueran
mías.
Tengo frío
también
cuando vuelvo a las calles de hojalata;
cuando vuelvo
a los olmos centenarios
que hacen sus nidos
en mi pecho
y plantan en él sus vibrantes semillas,
esperando a que acabe
el invierno
para estallar violentamente.
Cálidas.
Sedientas.
Cálidas.
Plenas.
Cálidas.
A veces
me resigno:
espero
a que llegue el verano,
a que pasen tantos otoños
como han pasado.
No sé: veinte
tal vez, quizás menos.
Tantos veranos,
poblados de semillas
de viento
de encinas
de tejas
de pinos
de aceros
de sauces
de mierda
de hayas
de risas.
Tantos veranos
y todavía
tanto frío.
A.S.V.