domingo, 29 de marzo de 2015

Turquía I

ESTAMBUL

Se ha llenado la tarde de gritos clamorosos
que ascienden y retumban cargados de plegarias
suben
suben
suben: rebotan contra el sol de tus murallas
y son los velos suaves que caen bajo tus cúpulas,
bajo tus enormes pechos de ciudad pudorosa
para enredarse bajo los tranvías
y cegar tus desechos:
las infancias secuestradas,
las guerras silenciosas,
los olvidos milenarios.

Ascienden los gritos en tus noches pardas
suben
suben
suben: ensordecen el oro y la plata
de tu tez de hojalata,
de tu olor engañoso de glorias muertas,
de tu hedor de feliz humanidad sangrante,
bálsamo de noches infinitas y convexas,
ungüento de humo aspirado del Bósforo
colmado de especias
y música
y mañana.


LLUVIA SOBRE ÉFESO

Ha sonado
    ha huido
         se ha hundido
Polvo…del polvo… al polvo… entre el polvo
las pitas erizadas y tu piedra carcomida
muerto tu polvo… larga vida al polvo
Cuna
         Pasado
                      Desvarío
La función repetida, no entendida, repetida:
un telón de nubes sobre el óxido hermoso:
el saber y lo sabido y la función repetida
Has sonado
      Has huido
            Te has hundido
Hombre… mujer… nada… insecto… coloso
silencio, silencio, muertos los siglos,
muertos los hombres, quedan los nombres
Legados
               Semillas
                              Susurros
Pero también eso pasa, también eso queda,
también el olvido, también cae la piedra
pero la lluvia sigue cayendo, siempre cayendo.
Hemos sonado
             hemos huido
                         nos hemos hundido
Ayer… poder… olvido… muerte… hoy… mañana
Mañana la lluvia, también la lluvia, tan sólo la lluvia
Hoy cae sobre Éfeso, hoy sobre el mundo.
Lluvia
          Lluvia
                     Lluvia
Mañana nos iremos, mañana caeremos,
mañana olvidaremos, Éfeso nos olvidará también
mañana el polvo, sólo la lluvia, siempre la lluvia, siempre cayendo.

A.S.V.

martes, 10 de marzo de 2015

Regreso a la alegría

Voy a volver a poner margaritas en mi pecho
y a vestir camisas de hilo blancas
para que se manchen si me hacen una herida,
para que se empapen de mi sangre roja, intensa, fresca y abundante.

Voy a volver a abrir las ventanas ciegas
para gritar versos y canciones en las muertas horas de la siesta
y me tumbaré en las azoteas los domingos
a ver pasar el sol y los milagros.

Voy a soltar todo el aire que me queda
para volver a respirar los días de aguacero
y a correr desnudo robando sus medias
a las mujeres y quitando sus sombreros a los hombres.

Voy a habitar esta ciudad inmensa
desbordándome por sus calles parlantes
y a pararme frente a ti, que eres mi hermano,
y a enseñarte a bailar tangos que destierran la tristeza.

Voy a morir una y mil veces
para volver después de entre los muertos
y pintaré en los muros con mis manos blancas
que es preciso morir para seguir viviendo.

A.S.V.