VISIÓN DE LAS RUINAS
Donde
habita el olvido.
Ayeres marchitos.
Ayeres
colmados de sueños corrompidos.
Ayeres
de duermevela y recuerdos perdidos.
Ayeres
de vigilia, somnolencia y suspiros.
Ayeres
repudiados, anhelados, desprendidos.
Donde
habita el olvido.
Sucumbió el abandono.
Disuelta
la pasión, colmada la vergüenza:
Telas
rasgadas para lágrimas secas,
perdidas
en el polvo de los siglos,
entre
historias desechas, por las plazas, callejuelas.
Donde
habita el olvido
Los desvanes.
Zaguanes
asomados a calles vacías.
Zigzagueantes
entre ruinas cenicientas.
Huidos
sus colores por las ventanas ciegas,
Fugándose
en los tiempos, los latidos.
Donde
habita el olvido.
Soneto
astillado
Tal vez del toro no tenga más que
el asta
clavada en mi costado macilento,
un fruto por varón, ronco el
aliento,
el sino de muerte, recia la casta
Y tal vez del uro la frente
vasta,
cansada de embestir al triste
viento,
para ganar penas por alimento;
penas de otro que mi frente lasta
Y tal vez se agote mi cuerno
ajado
de aguardar tu figura de torera,
de enfrentar el estoque tan
ansiado.
Y, al fin, ni uro ni toro que
espera,
tan sólo, en el ruedo, un hombre
asustado
que el asta engendra y de asta
desespera.
A.S.V.
A.S.V.
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