domingo, 31 de mayo de 2015

El Parque de Atracciones XI / ♫The Beatitudes - Kronos Quartet



Últimamente, cuando intento no pensar en nada, pienso por qué lo llamamos El Parque de Atracciones. Lo sugirió Charlie, recuerdo perfectamente ese momento. No dio motivo ni explicación alguna, pero a los dos nos gustó, y no pensamos nada más.
Desde entonces he creído que esa revelación aparentemente espontánea llegó a la mente de Charlie como la conceptualización de algo más complejo. Él no se dio cuenta, y quizá sí fue una revelación absolutamente espontánea y sin posible justificación, pero yo no he podido dejar de pensar que detrás de ese nombre había un porqué. Una razón que se escondía en el subconsciente de Charlie, y que yo intentaba arrancar del mío.
Llevo mucho tiempo pensando demasiado y no puedo estar más agotado. Me he sometido a constantes palizas físicas y mentales que no llevaban a ninguna parte. Hoy las veo como un cruel y macabro proceso de purificación que, extrañamente, ha dado cierto resultado.
Por eso, ahora que todo lo que tenía ha desaparecido, ahora que estoy vacío, ahora que esa felicidad artificial de la que presumía, y por la que sufría a la vez, ya no sirve para nada, ahora debo hacer algo.
Sé que seguiré escribiendo. Es lo único que sé con seguridad ahora mismo. Escribir es lo único que puedo asegurar que seguirá conmigo.
Las personas. Hay personas que solo duelen. Solo se dejan ver a veces, solo son pensadas; y tanto cuando uno las piensa como cuando las ve, duelen muchísimo.
Cuando se incendia un establo, los caballos, por miedo al fuego, reaccionan quedándose muy quietos. El miedo les paraliza. Los caballos, por culpa del instinto, no quieren saber qué ocurriría si intentasen salir del establo.
A mí el miedo me ha paralizado durante mucho tiempo. Me he cargado de excusas que me daban permiso para no hacer nada. Excusas que, como todo lo que las rodeaba, ya no tienen sentido (si es que alguna vez lo tuvieron). Gracias a ellas me he alejado de Emma todo lo que podía; todo lo que no quería.
He descubierto cómo la incertidumbre puede convertirse en la más cruel de las torturas; incluso cómo se puede llegar casi a morir de incertidumbre. La resurrección consiste en comprobar, con el paso del tiempo, que todo estaba dicho desde el momento en que uno creía que apenas se había dicho nada. La resurrección consiste en comprobar que las personas que habían dolido tanto durante tanto tiempo, de pronto empiezan a dejar de doler. Se cierra la historia de Emma, la historia que nunca fue porque probablemente nunca debió ser.
Tras varios días sobrio, puedo decir que nada de lo que ha ocurrido en mi vida en los últimos años tiene demasiado sentido. Han sido unos años gravemente adulterados por millones de cosas que no hacían más que funcionar como respuestas a preguntas que no conocía.
Nunca acabé con todo gracias a quienes me salvaban la vida todos los días; gracias a quienes daban sentido a la continuación de mi existencia, por ridícula que haya podido ser en ocasiones. Y han sido ellos precisamente los que, marchándose, me han obligado a despertar.
Por eso solo me queda olvidar fatigas, alegrías vacías; olvidar decepciones y sufrimientos. Me queda darme cuenta de que todo es mucho más… mucho menos de lo que nos gusta creer.
Ejercer la vida, sabiendo que lo que le da sentido está demasiado escondido como para sufrir por ello todos los días. El miedo, la angustia, las lágrimas, los coches chocando, las palabras y los besos a destiempo. Aprender a lidiar con la levedad de todo aquello que esconde lo que nos hace seguir adelante. Debemos aprender a sonreír.
Y con esto, ya solo queda dar por terminado este diario.

Supongo que nada fue más que un mal sueño.



El Parque de Atracciones X, aquí.
El Parque de Atracciones IX, aquí.
El Parque de Atracciones VIII, aquí.
El Parque de Atracciones VII, aquí.
El Parque de Atracciones VI, aquí.
El Parque de Atracciones V, aquí.
El Parque de Atracciones IV, aquí.
El Parque de Atracciones III, aquí.
El Parque de Atracciones II, aquí.
El Parque de Atracciones I, aquí.

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